martes, 17 de marzo de 2009

Educar los sentimientos

Nuestra cultura nos enseña a reprimir los sentimientos, cualquier manifestación afectiva es juzgada como una señal de fragilidad psicológica. Nos han enseñado a dominar nuestras emociones para ser socialmente correctos pero sabemos que debemos transmitirlas para existir y relacionarnos con los demás.
Al escribir las memorias me di cuenta de lo mucho que me cuesta expresar mis sentimientos. Pienso que si perdiera ese miedo absurdo que experimento a veces a la hora de mostrar mi afecto hacia alguien - dar un beso, un abrazo, decir ‘gracias’ o ‘te quiero’ - sería mucho más feliz. No es que sea una persona fría, necesito querer y sentirme querida, pero me cuesta muchísimo abrir mi corazón a los demás; es un mecanismo de autodefensa, una especie de barrera protectora que me impide desnudar el alma y que bloquea en mí la parte emocional. A veces tengo miedo a olvidar, otras veces a no poder hacerlo; tengo miedo a necesitar a alguien y no tenerle cerca, a que me necesiten a mí y yo no sepa estar a la altura… sé que son miedos infundados porque a lo largo de estos diecinueve años nunca me he sentido sola, he conocido a personas maravillosas que han estado siempre a mi lado, que han sabido escucharme y han tratado de entenderme; aún así, a veces me cuesta sintonizar con los sentimientos del otro y acompasarlos a mi estado emocional.
El ejercicio de las memorias me ha ayudado mucho porque creo que he sido capaz de transformar en palabras una parte de mi interior que permanecía oculta a ojos de los demás. Por esto me decidí a imprimir un ejemplar de las memorias para mis padres, otro para mis abuelos y otro para mi tía y mi prima. Todos las leyeron y se emocionaron y yo me sentí bien porque de alguna manera les había transmitido lo mucho que les quiero y necesito.

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http://docs.google.com/Presentation?id=d9s8jnp_9cxcjsffw

martes, 10 de marzo de 2009

Cadillac Solitario

Los jueves son el mejor día de la semana. Los sábados no están mal, pero yo siempre he sido de días laborables, no es difícil serlo cuando disfrutas de tus obligaciones (o por lo menos de la mayoría de ellas). Como iba diciendo me encantan los jueves por la mañana, no tengo nada que hacer hasta la 1 (hora en la que comienza esta clase) y, cómo vivo a 15 minutos andando de la universidad, puedo levantarme tarde, desayunar con calma y elegir las gafas de sol que luciré durante el paseo matutino camino de la facultad. Recuerdo más que bien el primer jueves de este semestre, día de presentaciones; esto es algo casi insólito pues mi memoria también es (como la de Ivamca) una especie de cajón de sastre en la que se amontonan datos sin orden aparente. Desayuné un tazón gigante de cola-cao tan espeso que se hacía difícil de remover con la cucharilla y, mientras se deshacía en mi boca tan empalagosa masa, me entretuve leyendo los mensajitos de mi facebook y cotilleando las novedades en los perfiles de mis amigos. Una de las mil bobadas que tiene el facebook es que puedes hacerte fan de cualquier barbaridad, desde el Cubo de Rubick , hasta (y cito textualmente) “el tío que sale en el anuncio de Gas Natural”. Bueno, pues una de las últimas novedades que debí leer ese día fue que mi amigo Iván se había hecho fan de los coches Cadillac porque la canción de Loquillo empezó a dar vueltas en mi mente. Como yo nací a mediados de los 80, no es precisamente una canción de mi época y mi perezosa memoria musical no la ha escuchado las veces necesarias para tatuar la letra en mi subconsciente; así que camino a la universidad con unas monísimas gafas marrones, repetía una y otra vez la misma frase: “… y ahora estoy aquí sentado en un viejo Cadillac segunda mano…”.
Cuando la profesora mencionó en la presentación que intentaría convencer a Sabino Méndez para que viniese a cantarnos la el Cadillac Solitario una sensación extraña me recorrió el cuerpo; pues hasta una escéptica como yo en una coincidencia absurda como ésta empieza a dudar de si el destino es algo más que la excusa perfecta que han encontrado algunas personas para no asumir la consecuencia de sus actos, o si en cambio a veces se nos presenta como una especie de ventana turbia a nuestro futuro.

¿Qué opináis?

Cómo distinguir los recuerdos inventados de los verdaderos?

Ah, pues sí, ya se puede escribir.
Hace unos días publiqué una entrada también, parecía que todo iba bien, y la vi por un momento en el blog, pero luego desapareció. Fue el día en que hablamos de Castilla del Pino, me impresionó su memoria y esa meticulosidad y capacidad para acordarse del mínimo detalle. Qué envidia!! Me recordó a Monk, el detective obsesivo compulsivo, maniático de la limpieza y del orden, que recuerda todo aquello que observa, y se fija en todo... Es injusto que unos estén tan bien dotados, y otros tengamos que ir tirando con una especie de mueble archivador destartalado en la cabeza, dónde todos los archivos están desordenados, algunas carpetas vacías y con algunos cajones que no se pueden ni abrir (y una pila de documentos en el suelo, al lado del mueble, pendientes de archivar...)En fin...
Esta noche acabaré mis memorias, me ha costado un poco acabarlas porque algunos recuerdos son dolorosos, y dejo de pensar en ellos, y por lo tanto de seguir con el ejercicio. Además, siempre que he recordado cosas de mi infancia, me han asaltado algunas dudas: son recuerdos reales, o inventados? A lo mejor alguna cosa de las que recuerdo me las imaginé en algún momento de mi niñez, y con el tiempo me las he llegado a creer. Por ejemplo, hasta la adolescencia, más o menos, me daban pánico las mariposas. Y siempre que me preguntaban porqué me daban miedo, explicaba que cuando vivía en el campo, siendo muy pequeña, con cuatro años, me pasó un día que, jugando en un terreno que había al lado de dónde vivía, lleno de juncos de azúcar, arbustos y muchos tipos de hierbajos, me puse a hacer pipí entre unas hierbas altas, y justo cuando estaba concentrada en ello, se me posó una mariposa en la nariz. Al verla tan de cerca, que no sabía ni lo que era, porque no la vi acercarse, me pegué tal susto que salí corriendo y llorando, y desde entonces cuando se me acercaba una mariposa me entraba pánico. Y así hasta los 16...Es esto real? Porque yo recuerdo que he explicado desde muy niña, pero el recuerdo en sí no lo tengo. Me lo inventé en algún momento de mi vida? Pues no lo puedo asegurar. Alguien me recomienda alguna vitamina para potenciar la memoria y que le haya funcionado? =P
Lo que sí tengo claro es que mis recuerdos se van emborronando a una velocidad vertiginosa; me parece que no sería mala idea empezar un diario para poder recordarlos con nitidez a lo largo del tiempo. Y...bueno, creo que ya he escrito suficiente por hoy, además... (estoy en el trabajo.... )
Hola a todos! Ya funciona el blog? No veo ninguna entrada... Voy a enviar esta a ver si sale, como prueba....

martes, 3 de marzo de 2009

¡Hola a todos!
Bienvenidos al blog de la asignatura Prosa Memorialística.
El blog está pensado para experimentar con las posibilidades que ofrece el espacio virtual y la escritura on line. ¿Por qué no crear un espacio biográfico interactivo? El papel nunca pudo responder al diarista, el blog sí puede. Aquí los estudiantes de Prosa Memorialística podéis no sólo escribir vuestras entradas sino leer otras, preguntar, comentar, responder ... Mucha suerte.
Para escribir una entrada: antes debéis enviar un e-mail a la dirección: unesbio@gmail.com posteriormente seréis invitados a participar en el blog
Saludos