sábado, 9 de mayo de 2009

DORMIR CON SABINO MÉNDEZ

El pasado jueves me quedé muy sorprendida, el motivo es evidente. Tanto mis compañeros como yo tuvimos la fortuna de estar junto a una persona claramente entrañable. Carismático, inteligente, músico, comunicador, filósofo, reflexivo, adorable, líder, simpático… ¡Incluso, filólogo! Y es que, si se me permite: ¡Lo tiene todo! Así pues, Sabino Méndez no miente cuando dice en su canción que “tenemos suerte de haberle llegado a conocer”. Tengo que admitir que hasta el momento no conocía nada acerca de su persona. Ya sea porque provengo de otra generación posterior –además siempre me he decantado por otros estilos de música- ya sea porque no han caído a mis manos ninguno de sus libros hasta el momento. Pese a ello, ahora ya siento que lo conozco desde siempre, tal es su magnetismo. Por esto, me he prometido a mí misma el hecho de seguir conociendo a Sabino, leer su obra y escuchar su música. Pues bien, tanto es así que anoche estuve curioseando en la red – la página de “Youtube”- y encontré cosas maravillosas sobre nuestro polifacético amigo. Di, por ejemplo, con un video en el que aparece una entrevista a Méndez junto con Loquillo. Sin embargo, era ya de madrugada y apenas podía contener el sueño, así que sin quererlo me dormí mientras lo veía hablar en la entrevista. Dejé el ordenador funcionando, el video sonando y, oía a Sabino hablar de lejos, como en susurro- que me disculpe la broma-. Tanto era mi estado de sueño que creía que él me susurraba y, felizmente, me dormí. Por la mañana, mi madre me comentó que me había dejado el ordenador encendido así que le contesté con unas risitas: “¡vaya!, he dormido con Sabino Méndez esta noche. No cabe decir que me puse en seguida a ver el vídeo completo y a disfrutar de esa entrevista que me perdí por culpa del letargo del sueño. Más tarde, volví a hacer la broma: ¡he dormido con Sabino! Y ahora solo me falta dormir con Loquillo. Por cierto, me pregunto. ¿Sería posible llevar a Loquillo a clase?

---> Sabino, disculpa la broma y gracias por deleitarnos con tus pensamientos. Gracias también a Anna, por hacer que esto ocurriera.

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